A pesar de la retórica triunfalista del régimen, la educación impartida en Nicaragua registra, desde hace varias décadas, los niveles de calidad más bajos de la región; y en los resultados de Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019 -publicada el 30 de noviembre de 2021- registró una caída de 8,39 puntos porcentuales respecto al puntaje obtenido durante la evaluación anterior, realizada en 2013.
En la práctica, esto significa que los estudiantes de primaria aprenden a leer, pero carecen de estrategias de lectura y son incapaces de decodificar, reflexionar o evaluar lo que leen. En cuanto a la escritura, las carencias radican en la poca o nula coherencia y cohesión de los textos que escriben. A ello hay que sumar el deterioro que, según organismos especializados, la pandemia provocará en la calidad de la educación.
La evaluación realizada por el Laboratorio Latinoamericano para la Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se basa en una escala con un promedio centrado en 700 puntos y una desviación estándar de 100 puntos En la evaluación de 2019, Nicaragua obtuvo 654,89 y su puntaje es el segundo más bajo de la región después de República Dominicana.
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Los estudiantes de primaria carecen de muchas habilidades de lectura.
Nicaragua ha participado de manera continua en tres versiones del estudio regional comparativo y explicativo del LLECE (SERCE en 2006, TERCE en 2013 y ERCE en 2019). En 2019 participaron 4.800 alumnos de tercero y sexto grado, de un total de 280 escuelas. Según el informe, los resultados de este estudio representan aproximadamente 85.000 estudiantes nicaragüenses de tercer grado y 58.000 de sexto grado.
En cuanto a las deficiencias lectoras, los resultados de la evaluación precisan que en tercero llama la atención que prácticamente todo el currículo se centra en la diversidad textual; y que la comprensión lectora y la inferencia aparecen en menor medida y que faltan el resto de las competencias evaluadas en el resto de países.
“Valdría la pena reflexionar sobre esta preeminencia de la diversidad textual. Esto es sin duda relevante, pues se refiere a la lectura de diversos géneros, que familiariza a los estudiantes con sus objetivos y estructuras comunicativas; y ayuda a su comprensión lectora. Sin embargo, es importante un equilibrio con los otros dominios, que también destaca aspectos fundamentales de la lectura, como las estrategias de lectura, la reflexión y evaluación de textos y la decodificación”, explica el informe publicado por la UNESCO.
La UNESCO aconseja reflexionar sobre las carencias
La situación en el sexto año es similar a la del tercer año. Solo que la diversidad textual baja unos puntos y se da más peso a la comprensión lectora literal e inferencial; y el resto de las habilidades también faltan.
“En resumen, en el eje de la lectura, se puede decir que el currículo nicaragüense enfatiza claramente el tema de la diversidad textual y la comprensión literal e inferencial de la lectura. Este último alcanza un mayor peso en el sexto. Las otras áreas –estrategias de lectura, reflexión y evaluación de textos y decodificación– están ausentes del currículo nicaragüense”, señala el informe de la UNESCO.
El ente evaluador aconseja “reflexionar sobre esta escasa diversificación de áreas en el currículo y avanzar hacia una mayor diversificación, que asegure el aprendizaje de la lectura.
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Hay poca o ninguna coherencia y cohesión en los escritos.
En cuanto a la escritura, la evaluación reconoce conocimientos de letras, en un alto porcentaje de estudiantes de tercer año; también la presencia, aunque en menores porcentajes, de diversidad textual. Pero nota la ausencia de coherencia y cohesión en los textos.
“Eso quiere decir que el currículo nicaragüense le da mucha importancia al conocimiento del código escrito, lo que implica entender el sistema alfabético, así como conocer la ortografía y ciertas relaciones de significado entre las palabras. Esto es normal, ya que son habilidades básicas que permitirán que los niños comiencen a escribir”, señala el informe.
Los resultados de la evaluación reconocen la importancia que se da en tercer curso a los procesos cognitivos fundamentales de la escritura; entre ellos planificación, mensajes de texto, edición y reescritura. También, que el peso de la morfosintaxis o construcción de oraciones significativas es superior al resto de países. Ya que permite el aprendizaje de diferentes tipos de palabras y su combinación en oraciones.
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Se enfatiza el conocimiento del alfabeto.
En cuanto al sexto año, los resultados de la evaluación indican que el conocimiento del alfabeto sigue siendo muy mayoritario. Esto representa habilidades básicas como la asociación entre grafemas y fonemas, el reconocimiento ortográfico de palabras y la relación de significado entre ellas.
“Curiosamente, la diversidad textual aumenta mucho su presencia en sexto grado. Esto implica que el programa de Nicaragua promueve un enfoque de género; es decir, que los alumnos se familiaricen con los propósitos comunicativos y las organizaciones textuales de los diferentes géneros para enriquecer sus producciones escritas”, indica el informe de la UNESCO.
Sin embargo, advierte que es necesario reflexionar sobre la escasez de coherencia y cohesión. “Desde sexto grado, los estudiantes deben haber adquirido el código escrito y ser capaces de enfocarse en las habilidades fundamentales de la composición escrita, como la coherencia y cohesión de sus textos.