Las condiciones de emergencia o semi-normales que se vislumbran para el planeta y nuestro país en el futuro inmediato, debido a la creciente ola de la pandemia y una posible epidemia del virus Covid-19; Indican que heredaremos un país más empobrecido y con mayores exigencias básicas. Continuar educando en estas condiciones requiere de consensos sociopolíticos, como alianzas públicas con el sector privado, organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y / o sectores religiosos, para generar modalidades y adecuar las vigentes a nivel nacional y local. La búsqueda de la calidad, en este contexto, debe ser un objetivo fundamental de la educación que se seguirá ofreciendo en los meses y años venideros, con modalidades nuevas y antiguas.
Nuestro sistema educativo parece no estar adecuadamente preparado para generar modalidades alternativas, a pesar de que ha utilizado algunas -con conectividad online, a través de radio, televisión, folletos y / o prensa- en contextos menores prolongados pero instructivos, como los huracanes , terremotos. , erupciones volcánicas, en tiempos de crisis sociopolítica, y en apoyo de programas para jóvenes y adultos. Sin embargo, el cambio a modalidades mixtas o a distancia es una gran oportunidad para mejorar la calidad de la educación que conviene aprovechar.
Desde sus orígenes, la educación a distancia con cursos de idiomas por correspondencia a fines del siglo XIX hasta la actual oferta ampliada de educación en línea, se ha enfocado y se enfoca en resultados concretos, motivando con objetivos y temas relevantes para los estudiantes. habilidades para la vida.
Este enfoque permitiría priorizar y afinar la oferta educativa actual, sellando con calidad nuevas y antiguas modalidades. Para ello, el enfoque educativo fundamental para adaptar y generar modalidades debe ser preservar, promover y desarrollar plenamente al ser humano, paradigma que se está probando a nivel global y que se verá reforzado tras la pandemia. Por tanto, la prioridad de los perfiles de egreso, que orientan planes, programas y labor educativa en todos los niveles, ahora más que nunca, debe ser la calidad de las personas, con valores y habilidades para convivir, estar unidos, con civismo y conciencia ecológica y promotores del bien social. Y en el conocimiento científico, tecnológico y artístico prioritario, el que forma sensibilidades y aporta soluciones a importantes problemas humanos de nuestra sociedad. Esto implica priorizar el aprendizaje que forman las personas de este tipo. Con temas y habilidades para: socializar a través del juego en preescolar y continuarlo en la escuela primaria; desarrollar una alfabetización fluida y completa para aprender a leer la realidad; y razonamiento matemático aplicado a situaciones cotidianas. Para los adolescentes que ingresan a la escuela secundaria, comunicación efectiva y emocional que fomenta la confianza en sí mismos; en la adolescencia y los jóvenes que ingresan a la universidad el encuentro con su vocación; y para niños y niñas de secundaria, investigación científica técnica y académica, proyectos, emprendimiento y autonomía personal.
Evidentemente, estos enfoques determinan las estrategias tecnológicas, organizativas y de formación para los nuevos roles de los actores. Por ejemplo, la enseñanza debe fortalecerse pedagógica y metodológicamente para apoyar el aprendizaje, facilitar los encuentros con los estudiantes y apoyar a los padres y tutores en sus necesidades para hacer más efectivo su apoyo con las guías del programa. O el apoyo de la red de orientación escolar para familias para promover entornos psicoeducativos positivos en el hogar. Esta formación y su implementación sería remota, mixta o presencial, cuando existan condiciones.
Se trata de aprovechar la oportunidad que brindan las condiciones durante y después de la pandemia, abordando adecuadamente el desafío de mejorar la calidad de la educación, en formas nuevas y antiguas. Es hora de que la educación responda a los desafíos de hoy y se prepare para un futuro mejor. Este ejercicio podría impulsar de manera exponencial el avance del país en la senda del desarrollo humano sostenible.
El autor es especialista en educación y desarrollo humano.