Aulas sin techo, sin pupitres y sin recursos. Más de 300 niños de la comunidad Wawa Bar, en Bilwi, en el Caribe norte de Nicaragua, iniciarán el año escolar este 1 de febrero en condiciones extremas ya que la única escuela de la comunidad continúa destruida tras el paso de los huracanes Eta e Iota .
LA PRENSA hizo un recorrido por el lugar y notó que el deterioro en el centro escolar: techos desprendidos, puertas desvencijadas, charcos de agua dentro de las aulas, escombros y basura en los patios… este lunes.
Sin embargo, la titular del Ministerio de Educación, Miriam Ráudez, realizó la semana pasada una visita expresa a esta comunidad con una delegación y dijo que en el Caribe norte todo estaba listo para el inicio del año escolar.
“Nos estamos preparando con mucha ilusión para abrir el curso escolar con el cien por cien de la plantilla. Mi visita (al Wawa Bar) se debe a la atención directa del Comandante Daniel Ortega a la costa Caribe”, dijo Ráudez. Pero de esta visita solo quedaron las promesas, aquí no llegaron las “aulas móviles” prometidas por el régimen, estructuras prefabricadas convertidas en aulas que albergarían a los niños. No hay nada aquí.
Jerónimo José Lema, director del centro educativo, señaló que durante esta visita el ministro estuvo acompañado de ingenieros que examinaron las condiciones de la escuela, pero no brindaron detalles sobre cuándo iniciarán la reconstrucción del centro educativo, que sufrió daño estructural.
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“Tenemos una plantilla de 368 niños, matriculados en dos modalidades, preescolar comunitario y primaria ordinaria. La semana pasada vinieron y solo dijeron que lo van a arreglar, yo sigo esperando porque está muy destrozado y hay que arreglarlo”, dijo Lema.
UNICEF dona una tienda, pero no es suficiente
La única estructura moderadamente segura que tienen los miembros de la comunidad en el área es una tienda donada recientemente por Unicef, que se convertiría en un gran salón comunitario. Si bien es un paliativo en medio de tanta incertidumbre, no soluciona el problema porque es un área pequeña donde pueden llegar un máximo de 30 niños.
“Unicef donó estas tiendas para el regreso a clases, que funcionarán como un aula móvil, pero no llegarán a todos los grados, a lo sumo dos grados en una rotación. Aquí se necesitan las aulas, el comedor de los niños”, dijo el director.
En Wawa Bar, el año escolar comenzaría sin un espacio de aprendizaje adecuado para niños y adolescentes, quienes también enfrentan otros desafíos: hambre, falta de agua potable y ningún medio de protección contra el Covid-19.
Asumir riesgos en aulas arrasadas
El docente aseguró que ante este escenario y las pocas horas que quedan para darle el banderillazo al ciclo escolar 2021, lo único que se le ocurre es meter a los alumnos en la escuela destruida.
“Hemos mirado y si bien vamos a ocupar dos o tres aulas que tienen techo, tenemos que buscar mecanismos para brindar educación a los niños de la comunidad”, dijo Jerónimo Lema.
Solo la escuela en Wawa Bar tiene 16 empleados, de los cuales 14 son maestros de preescolar y primaria y dos son personal administrativo.
Padres sin recursos
La mayoría de las familias afectadas por el paso de los dos huracanes aún no han reconstruido sus viviendas y no pueden costear la compra de útiles escolares y uniformes para sus hijos. «Ni siquiera necesitamos comer ahora».
Una comunera aseguró que aunque no ha preparado a su nieto con útiles y uniformes, ya lo inscribió y espera mañana enviarlo a clase “con todo lo que tiene a mano, porque aquí la situación es difícil”. Voy a enviar a mi hijo con ropa de colores, no tengo mochila, ni cuadernos, ni lápices, lo voy a enviar como auditor”, dijo el ciudadano.
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Por su parte, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en su último informe sobre escolarización informó que este lunes 1 de febrero ingresarán a las aulas un millón 791 mil estudiantes en todo el territorio nacional.