Alcanzar la escuela secundaria beneficia a los niños, según estudio del BID

Nicaragua debe promover la culminación de la educación secundaria porque, según un estudio de la Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los hijos de quienes no han completado la educación primaria tienden a recibir salarios más bajos que los que han completado la educación secundaria.

“Una persona cuyos padres terminaron la secundaria tiene salarios 33% más altos que una persona con el mismo nivel educativo, pero cuyos padres no terminaron la primaria”, dice el informe Aprender Mejor: Políticas Públicas para el Desarrollo de Competencias.

El enfoque del BID es una llamada de atención en Nicaragua porque, según el Diagnóstico Sistemático de País, publicado por el Banco Mundial (BM), el sistema educativo no está funcionando bien en lo que respecta a la retención de estudiantes.

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“Hay una tasa de deserción muy alta en el primer ciclo de secundaria (primero y segundo grado), lo que sugiere que el esfuerzo económico de mantener a los niños en la escuela no es rentable para las familias de bajos ingresos, debido a la falta de oportunidades laborales para los egresados ​​de primer ciclo de secundaria. Este problema se ve agravado por los currículos escolares obsoletos y la falta de opciones técnicas y vocacionales”, señala el informe del BM.

En Nicaragua, el nivel educativo promedio, hasta 2014, era de 7,7 años (segundo año de bachillerato), según cifras de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

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“Las personas cuyos padres son más educados llegan a la edad adulta con habilidades de lectura y no cognitivas (medidas como la curiosidad intelectual y la capacidad de toma de decisiones)”, dice el informe del BID.

El economista del BID, Julián Cristia, sugiere desarrollar políticas públicas y enfocarlas en personas de bajos ingresos para desarrollar habilidades que luego se verán reflejadas en el mercado laboral.

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Hace años, se llevó a cabo un programa piloto en Jamaica con niños de 1 a 3 años de edad de hogares de bajos ingresos. Los padres pidieron a los niños que cantaran para ellos, hablaran y hicieran preguntas; Estas habilidades, por simples que parezcan, marcaron la vida adulta de los niños, dijo Cristia.

“Estos niños que recibieron este apoyo, cuando ingresaron al mercado laboral, tenían salarios más altos que los que no recibieron el programa. Este programa se ha replicado en Colombia y también se ha visto un desarrollo significativo de habilidades; Este tipo de programas ha intentado reducir en un 75% la brecha cognitiva que existe entre los niños de familias ricas y los niños de familias pobres. Esta brecha se ha reducido gracias a una mejor estimulación de los padres”, explica Cristia.

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